RESUMEN:
En este artículo, en primer lugar, se exponen las nociones básicas
del declive energético mundial previsto para el siglo XXI; a
continuación, se indaga sobre las consecuencias de este fenómeno
dentro del marco institucional hoy hegemónico, señalando que el
factor energético tuvo un papel importante en la irrupción de la
crisis financiera y económica el 2007-2008; finalmente, se
reflexiona sobre cómo afrontar satisfactoriamente la creciente
crisis energética-sistémica, sugiriendo que esta constituye, al
mismo tiempo, un formidable problema y una magnifica oportunidad. A
lo largo del texto se abordan también diversas cuestiones
relacionadas con el “período especial” cubano y las perspectivas
que de él ofrece el documental “El poder de la comunidad: como
Cuba sobrevivió al Pico del Petróleo” (The Community Solution,
2006) (1).
12/17/2012
12/15/2012
TV3 no tiene cura; el cáncer, sí
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Max Gerson |
De la educación sumisa al aprendizaje en libertad
Artículo originalmente publicado el 2009 en la publicación PODEMOS!
La función del sistema de enseñanza es la enseñanza del sistema. Así, en la escuela se aprende primordialmente a obedecer la autoridad del maestro –que después se convertirá en la autoridad de la corporación o del jefe–, a competir con los compañeros de clase –que posteriormente serán compañeros de trabajo–, a hacer las cosas con el objetivo de conseguir puntuaciones y títulos –que después serán dinero– y no por la simple satisfacción de hacerlas, a ejecutar deberes impuestos, a olvidar y reprimir nuestros deseos, a no cuestionar lo que se nos dice y ordena, etc. Poco a poco se nos inculcan una serie de costumbres y creencias que, llegado el momento, servirán para que nos adaptemos al sistema dócil y resignadamente.
La función del sistema de enseñanza es la enseñanza del sistema. Así, en la escuela se aprende primordialmente a obedecer la autoridad del maestro –que después se convertirá en la autoridad de la corporación o del jefe–, a competir con los compañeros de clase –que posteriormente serán compañeros de trabajo–, a hacer las cosas con el objetivo de conseguir puntuaciones y títulos –que después serán dinero– y no por la simple satisfacción de hacerlas, a ejecutar deberes impuestos, a olvidar y reprimir nuestros deseos, a no cuestionar lo que se nos dice y ordena, etc. Poco a poco se nos inculcan una serie de costumbres y creencias que, llegado el momento, servirán para que nos adaptemos al sistema dócil y resignadamente.
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