Es tan inútil como absurdo resistirme:
por qué no declararlo a buena hora?
Estoy enamorado de l'Empordà!
Sus últimos crepúsculos me han
sobrecogido;
sus fuegos de hoy, me estremecen.
Cuando la tramontana azota con
inclemencia
estas tierras apacibles y acogedoras
hasta el infinito,
y el incendio se suma con insolencia,
abrasando montes sensuales bellamente
besados por el mar,
Recuerdo dos lecciones para nunca
olvidar:
la naturaleza quiere ser respetada y
venerada;
l'Empordà quiere ser amado.
Quiero, en estas tierras,
hacer un jardín abundante y frondoso:
recuperar el bosque comunitario,
enaltecer la comunidad del bosque.
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